Ella no camina, ella danza;
ella adorna los cielos con sus giros y
extasía a los humanos con su misterio,
ella es fuente de sagrados improperios y
alumbra el espacio con sus respiros.
Ella vuela, ella levita;
ella infunde luz con su cabellera y derrama
esencias por donde pisa,
ella inspira versos con su sonrisa y es
capaz de captar la atención de cualquiera.
Ella no es como vos o como yo;
ella es serenidad y ruptura,
ella es incomprensión y hermosura,
es vitalidad galáctica.
Ella viaja en el tiempo y en el espacio,
ella irrumpe con lo tradicional y lo
sacro.
Ella encaja en la naturaleza artística y
desafía todas las leyes de la física,
ella es canto, ella es cuento, es un
cometa en el firmamento.
Ella sueña en verso y crea en rima, le
da nombre a diosas de la mitología,
ella personifica el movimiento y le da
sentido a la energía,
ella es luz, calor, distancia y armonía.
Ella produce escenarios impresionantes y
da vida a las estrellas fugaces,
ella es a la vez impredecible y constante,
no se sabe exactamente hacia dónde va,
ni de dónde viene,
dónde nace, ni dónde muere.
Pedro S. Fonseca H.