domingo, 15 de noviembre de 2015

Versos y pensamientos vagos...



Le confieso que no hay gesto más sublime que su cómplice mirada cuando nadie nos ve y sepa usted que uno de los más apreciados detalles que puede hacerme es llamarme por mi nombre.


Soy inerte, inconsistente, inacabado e inconsciente, soy muchas cosas. Soy incesante, ni tan inteligente, ni tan interesante, pero muy insistente, sobre todo cuando encuentro lo que quiero y, aún más, lo que necesito.


¿Cómo le digo que la medida de mi tiempo es directamente proporcional a las veces en que le tengo? No me importa que no me hable, me basta con saber que usted no deja de pensar en mí. Pero, ¿será que vale tanto la pena esperar? Por usted yo soy capaz de hacer no sólo lo que no puedo, sino de hacer lo que no quiero...