Todavía recuerdo las elecciones en el
2006, cursaba el primer año del bachillerato y corría todos los días del
Colegio a casa para lograr ver el noticiero de la 1:00 pm. Las elecciones se
las disputaban un FSLN fortalecido por el dichoso pacto y una oposición
dividida entre un ALN que, para entonces, constituía la mayor fuerza de
oposición, un MRS debilitado por la muerte del candidato preferido (Herty
Lewites), el PLC y otras organizaciones menos conocidas. Durante los recesos en
el Colegio, incitaba a largas tertulias y debates entre mis compañeros sobre
las elecciones, me encantaba saber lo que opinaban y hacia dónde apuntaban sus
juicios. Para ese tiempo, yo todavía no votaba, pero no me perdía los
noticieros, las encuestas y los detalles más relevantes de las propuestas
presidenciales.
Tanto era mi afán, que la profesora de
Ciencias Naturales me amonestó por llevar una pulsera anaranjada con las letras
impresas “MRS” y me catalogó, exagerando, de “proselitista político”. Estaba
tan maravillado por mis primeras elecciones conscientes (tenía 12 años), que
sonsaqué a mi mamá para que me llevase a la reunión de campaña en la que
cantaría el candidato a vicepresidente por aquel partido, Carlos Mejía Godoy.
Para mí, era toda una fiesta y, curiosamente, yo no incitaba a nadie a votar
por ningún partido, simplemente recomendaba razonar muy bien el voto.
También recuerdo que nunca me perdía
aquella sátira política titulada “Los hulosos” que presentaban al final del
noticiero estelar. Consistía en una representación de los candidatos políticos
de aquel año y de los personajes más influyentes en aquellas elecciones
utilizando máscaras hechas de hule. De ahí, supongo, su nombre “Los hulosos”. El
impacto de este programa en la sociedad
nicaragüense fue tal, que muchos de los apodos que utilizaban para denominar a
los personajes, todavía se utilizan para referirse a los políticos: El ratón,
La Chamuca, El Bachi, etcétera.
En ese año logré descubrir ese elemento
pasionario que tiene la Política. Yo estaba extasiado. Quería incidir en mi
país, tenía la ilusión de saber que a través de los procesos políticos se
pueden generar impactos positivos tangibles en la sociedad, quería que mis
opiniones y mis demandas fuesen escuchadas, deseaba con todas las ganas andar
de campaña en campaña escuchando las necesidades de nuestra gente tan
empobrecida y, por supuesto, anhelaba votar.
Diez años después, me encuentro con las
mismas caras hulosas en el poder, habiendo tanta gente joven capaz, con ideas
innovadoras y con valores intrínsecos. Me encuentro decepcionado porque tiene
muy poco sentido votar y mucho menos incitar a la gente a formar parte de una
jugarreta electoral. Y eso no es todo lo preocupante, ¿qué vamos a hacer como
sociedad con tantos niños y jóvenes que ansían votar y ser parte de un sistema
político funcional? ¿Cómo vamos a hacer con esa pasión de generar cambios a
través de la política? ¿Estamos cultivando esa pasión?
“Los buenos ciudadanos no nacen, se
hacen.” (Spinoza) Y como nicaragüenses aún nos falta muchísimo por hacer para
crear ciudadanos conscientes y empoderados. Es impresionante ver cómo indigna
más una restricción de bebidas alcohólicas por ley seca, que el pisoteo de
nuestros derechos políticos con el manoseo de nuestros votos y la perpetuación
de personas corruptas en el poder.