Jóvenes de OcupaINSS frente a oficiales de la Policía Nacional |
Hoy, a dos años del suceso que uniría
voces, causas y hasta sentimientos. Un encuentro entre demandas sociales y
represión, la combinación típica de un autoritarismo evidente y ya casi hasta
natural en la historia de nuestro país. Para vos que escuchaste sobre
OcupaINSS, que utilizaste el hashtag #OcupaINSS, que formaste parte de todo un
movimiento, pero no sabés realmente de qué se trata, he aquí una forma más o
menos sencilla de explicación.
OcupaINSS no sería la primera
experiencia en que el pueblo dormido se levanta frente a los poderosos ante una
causa social, ya en tiempos pasados, pero no olvidados, sucederían historias
como ésta.
Todo inició cuando un grupo de ancianos
de la Unión Nacional del Adulto Mayor (UNAM), provenientes de diversas
comunidades rurales del país, iniciaron una protesta frente al edificio del
Instituto Nacional de Seguro Social (INSS) para reclamar la pensión reducida de
vejez, cancelada por un decreto en los años 90, pero estipulada por la ley de
seguridad social. Es decir, reclamaban la pensión de vejez que por ley les
pertenecía y que habían dejado de recibir. El objeto de la protesta podría ser
un tema de larga discusión que podría retomarse en un futuro, lo que viene al
caso es la manifestación social, la violencia y la impunidad.
En torno a la demanda de los viejitos
que se había extendido por más de cinco días, diversos jóvenes se unieron a su
clamor y les cooperaron con víveres, compañía y apoyo. A partir de esto, es
necesario enumerar a los actores y a las partes en la situación. Como se ha
dicho, por una parte están los ancianos, los jóvenes que conformarían el
movimiento en apoyo de los ancianos y los medios de comunicación; por otro
lado, estaría la Policía Nacional, la Juventud Sandinista y el Gobierno de la
República.
En la madrugada del 22 de junio del
2013, después de cuatro días de manifestación y ya conformado todo un
movimiento a nivel nacional y de conocimiento en algunas partes fuera del país,
los manifestantes frente al INSS sufrirían una golpiza de las que sólo
acostumbran los miembros más brutales del sandinismo y que hoy se representan
como la Juventud Sandinista. Y lo peor, a los pies de los mismos oficiales de
policía, en quienes todos como ciudadanos disponemos nuestra seguridad, los
manifestantes pacíficos serían víctimas de una violencia nunca antes vivida por
la mayoría de los jóvenes ahí presentes.
Somos parte de una generación producto
de una transición, de acuerdos de paz y de finales de una guerra fratricida que
hartó a todos los nicaragüenses para prometer nunca más repetirla. Somos una
juventud criada en un período, que si bien no ha sido de paz absoluta, por lo
menos ha sido sin armas, ni violencia directa. Jamás un grupo de jóvenes, la
mayoría estudiantes universitarios, había experimentado un ataque directo como
el de esa madrugada. Los testimonios, tristes y decepcionantes.
Muchas de las víctimas afirman haberse
sentido descontextualizadas del país en el que viven, avergonzadas por la clase
de dirigentes políticos que tienen y decepcionadas por quienes se supone deben
mantener la paz y la seguridad en el país. No es fácil ver a unos ancianos
golpeados, hambrientos, ensangrentados, encima cansados, asoleados e indignados
por no recibir ningún mensaje de sus gobernantes a quienes claman. Ninguna
persona en su sano juicio disfrutaría de un panorama como ese.
Por si lo anterior fuera poco, a la
cuota de violencia administrada por los dirigentes nacionales, se sumó lo
siguiente:
- Detención arbitraria e ilegal de más de dieciséis jóvenes, tortura e intimidación.
- El ataque de parte del Gobierno de Nicaragua, realizado por 300 encapuchados de la Juventud Sandinista.
- El robo de más de un millón de córdobas en pertenencias personales de los presentes y donaciones.
*Datos de la
página oficial www.ocupainss.org
A dos años de
denuncias, de interposiciones legales y manifestaciones tanto en las redes como
en las calles, predomina la impunidad y las autoridades competentes no se
pronuncian, incluyendo la evasión total que hacen la cantidad de medios
oficialistas que respaldan la actitud irresponsable del Gobierno. Mientras se
alardea de solidaridad y reconciliación, las acciones revelan una vez más la
subordinación de los órganos del Estado frente a un par de individuos
abusadores del poder que les ha sido confiado.
Hoy, a dos años de OcupaINSS |
De ello, entonces,
podrían desglosarse una cantidad de reflexiones, pero la más sobresaliente y la
que menos puede importar, es la que alude al ejemplo que como Estado, como
Gobierno, como instituciones defensoras de los Derechos Humanos, les están
brindado a la juventud y a la sociedad en general. En Nicaragua se vive con una
aberración a lo político, una repulsión total con lo que tenga que ver con
organizaciones políticas, sociales y hasta causas que lleguen a implicar una
bandera o el nombre de un partido. ¿Qué clase de futuros dirigentes políticos
vamos a tener, por una parte, acostumbrados a abusar del poder y hacer lo que
la ley del más fuerte indique y, por otra, viviendo de represión, violencia y
apatía política?
Siendo más positivos,
éste suceso podría ser el origen de una juventud más preocupada por los
problemas sociales, incidente en la toma de decisiones e involucrada en los
asuntos políticos. Éste podría ser el germen de un movimiento que desemboque en
la inclusión de los ignorados, los empobrecidos y los que necesitan ser tomados
en cuenta por la sociedad. Ejemplos de movimientos como éste en otros países
del mundo ha dado origen a nuevas olas de cambio en todos los esquemas, ha sido
el punto de partida para que la sociedad reflexione y se transforme.
Nunca antes Nicaragua
se había unido en torno a un hashtag, ni había hecho uso de las redes para
crear una campaña social. Los aires del nuevo milenio se vieron y aún siguen
viéndose para causas como ésta. Por primera vez, la ciudadanía independiente,
sin banderas partidarias y sin el apoyo de movimientos políticos tradicionales,
se había pronunciado y había alzado la voz con tanta intensidad. ¿Y eso por
qué? Por la ineficacia de nuestros partidos y representantes.
Tal fue que cuando
arribaron a la protesta algunos diputados, fueron rechazados por los
manifestantes y coreaban juntos: "aquí no hay partido, solo un pueblo
unido", lo que refleja el real sentimiento de la sociedad de identificarse
simplemente como ciudadanos, sin el respaldo de organizaciones políticas y sin
necesidad de ser representados por la misma clase política corrupta de siempre.
De esa forma, la
esperanza para Nicaragua radica en la construcción de ciudadanía. Hasta que
cada nicaragüense esté consciente del poder que tiene como ciudadano, de sus
derechos y garantías, nuestro país podrá experimentar un cambio en la forma de
protestar, de reclamar sus derechos y de hacer política. OcupaINSS le ha
devuelto a buena parte de la sociedad ese sentimiento de seguridad, de saber
que cuando se quiere, se puede, a pesar de cualquier represión y de cualquier
abuso.
La tarea entonces es
nuestra, de todos y cada uno de los ciudadanos, de aquellos que, si bien hoy
pueden estar tranquilos, mañana podrían estarse viendo en una situación
similar, robados, violentados e ignorados por los supuestos líderes. Para ello,
es menester crear consciencia, organizarse y fomentar acciones ciudadanas con
proyección nacional. Que OcupaINSS no se olvide, que quede presente en nuestro
inconsciente y que constituya la bandera de todos aquellos que queremos y
creemos en un cambio social que desemboque en un cambio político.
¡Ánimo chavalos y
chavalas, ánimo nicaragüenses deseosos de un cambio, ánimo a todos los que
creen y luchan por una Nicaragua mejor!
Pedro Salvador
Fonseca
No hay comentarios:
Publicar un comentario