lunes, 22 de junio de 2015

#J22NoSeOlvida Ocupa INSS, juventud y ciudadanía

Jóvenes de OcupaINSS frente a oficiales de la Policía Nacional

Hoy, a dos años del suceso que uniría voces, causas y hasta sentimientos. Un encuentro entre demandas sociales y represión, la combinación típica de un autoritarismo evidente y ya casi hasta natural en la historia de nuestro país. Para vos que escuchaste sobre OcupaINSS, que utilizaste el hashtag #OcupaINSS, que formaste parte de todo un movimiento, pero no sabés realmente de qué se trata, he aquí una forma más o menos sencilla de explicación.

OcupaINSS no sería la primera experiencia en que el pueblo dormido se levanta frente a los poderosos ante una causa social, ya en tiempos pasados, pero no olvidados, sucederían historias como ésta.

Todo inició cuando un grupo de ancianos de la Unión Nacional del Adulto Mayor (UNAM), provenientes de diversas comunidades rurales del país, iniciaron una protesta frente al edificio del Instituto Nacional de Seguro Social (INSS) para reclamar la pensión reducida de vejez, cancelada por un decreto en los años 90, pero estipulada por la ley de seguridad social. Es decir, reclamaban la pensión de vejez que por ley les pertenecía y que habían dejado de recibir. El objeto de la protesta podría ser un tema de larga discusión que podría retomarse en un futuro, lo que viene al caso es la manifestación social, la violencia y la impunidad.

En torno a la demanda de los viejitos que se había extendido por más de cinco días, diversos jóvenes se unieron a su clamor y les cooperaron con víveres, compañía y apoyo. A partir de esto, es necesario enumerar a los actores y a las partes en la situación. Como se ha dicho, por una parte están los ancianos, los jóvenes que conformarían el movimiento en apoyo de los ancianos y los medios de comunicación; por otro lado, estaría la Policía Nacional, la Juventud Sandinista y el Gobierno de la República.

En la madrugada del 22 de junio del 2013, después de cuatro días de manifestación y ya conformado todo un movimiento a nivel nacional y de conocimiento en algunas partes fuera del país, los manifestantes frente al INSS sufrirían una golpiza de las que sólo acostumbran los miembros más brutales del sandinismo y que hoy se representan como la Juventud Sandinista. Y lo peor, a los pies de los mismos oficiales de policía, en quienes todos como ciudadanos disponemos nuestra seguridad, los manifestantes pacíficos serían víctimas de una violencia nunca antes vivida por la mayoría de los jóvenes ahí presentes.

Somos parte de una generación producto de una transición, de acuerdos de paz y de finales de una guerra fratricida que hartó a todos los nicaragüenses para prometer nunca más repetirla. Somos una juventud criada en un período, que si bien no ha sido de paz absoluta, por lo menos ha sido sin armas, ni violencia directa. Jamás un grupo de jóvenes, la mayoría estudiantes universitarios, había experimentado un ataque directo como el de esa madrugada. Los testimonios, tristes y decepcionantes.

Muchas de las víctimas afirman haberse sentido descontextualizadas del país en el que viven, avergonzadas por la clase de dirigentes políticos que tienen y decepcionadas por quienes se supone deben mantener la paz y la seguridad en el país. No es fácil ver a unos ancianos golpeados, hambrientos, ensangrentados, encima cansados, asoleados e indignados por no recibir ningún mensaje de sus gobernantes a quienes claman. Ninguna persona en su sano juicio disfrutaría de un panorama como ese.

Por si lo anterior fuera poco, a la cuota de violencia administrada por los dirigentes nacionales, se sumó lo siguiente:
  • Detención arbitraria e ilegal de más de dieciséis jóvenes, tortura e intimidación.
  •  El ataque de parte del Gobierno de Nicaragua, realizado por 300 encapuchados de la Juventud Sandinista. 
  • El robo de más de un millón de córdobas en pertenencias personales de los presentes y donaciones.

*Datos de la página oficial  www.ocupainss.org

A dos años de denuncias, de interposiciones legales y manifestaciones tanto en las redes como en las calles, predomina la impunidad y las autoridades competentes no se pronuncian, incluyendo la evasión total que hacen la cantidad de medios oficialistas que respaldan la actitud irresponsable del Gobierno. Mientras se alardea de solidaridad y reconciliación, las acciones revelan una vez más la subordinación de los órganos del Estado frente a un par de individuos abusadores del poder que les ha sido confiado.

Hoy, a dos años de OcupaINSS
De ello, entonces, podrían desglosarse una cantidad de reflexiones, pero la más sobresaliente y la que menos puede importar, es la que alude al ejemplo que como Estado, como Gobierno, como instituciones defensoras de los Derechos Humanos, les están brindado a la juventud y a la sociedad en general. En Nicaragua se vive con una aberración a lo político, una repulsión total con lo que tenga que ver con organizaciones políticas, sociales y hasta causas que lleguen a implicar una bandera o el nombre de un partido. ¿Qué clase de futuros dirigentes políticos vamos a tener, por una parte, acostumbrados a abusar del poder y hacer lo que la ley del más fuerte indique y, por otra, viviendo de represión, violencia y apatía política?

Siendo más positivos, éste suceso podría ser el origen de una juventud más preocupada por los problemas sociales, incidente en la toma de decisiones e involucrada en los asuntos políticos. Éste podría ser el germen de un movimiento que desemboque en la inclusión de los ignorados, los empobrecidos y los que necesitan ser tomados en cuenta por la sociedad. Ejemplos de movimientos como éste en otros países del mundo ha dado origen a nuevas olas de cambio en todos los esquemas, ha sido el punto de partida para que la sociedad reflexione y se transforme.

Nunca antes Nicaragua se había unido en torno a un hashtag, ni había hecho uso de las redes para crear una campaña social. Los aires del nuevo milenio se vieron y aún siguen viéndose para causas como ésta. Por primera vez, la ciudadanía independiente, sin banderas partidarias y sin el apoyo de movimientos políticos tradicionales, se había pronunciado y había alzado la voz con tanta intensidad. ¿Y eso por qué? Por la ineficacia de nuestros partidos y representantes.

Tal fue que cuando arribaron a la protesta algunos diputados, fueron rechazados por los manifestantes y coreaban juntos: "aquí no hay partido, solo un pueblo unido", lo que refleja el real sentimiento de la sociedad de identificarse simplemente como ciudadanos, sin el respaldo de organizaciones políticas y sin necesidad de ser representados por la misma clase política corrupta de siempre.

De esa forma, la esperanza para Nicaragua radica en la construcción de ciudadanía. Hasta que cada nicaragüense esté consciente del poder que tiene como ciudadano, de sus derechos y garantías, nuestro país podrá experimentar un cambio en la forma de protestar, de reclamar sus derechos y de hacer política. OcupaINSS le ha devuelto a buena parte de la sociedad ese sentimiento de seguridad, de saber que cuando se quiere, se puede, a pesar de cualquier represión y de cualquier abuso.

La tarea entonces es nuestra, de todos y cada uno de los ciudadanos, de aquellos que, si bien hoy pueden estar tranquilos, mañana podrían estarse viendo en una situación similar, robados, violentados e ignorados por los supuestos líderes. Para ello, es menester crear consciencia, organizarse y fomentar acciones ciudadanas con proyección nacional. Que OcupaINSS no se olvide, que quede presente en nuestro inconsciente y que constituya la bandera de todos aquellos que queremos y creemos en un cambio social que desemboque en un cambio político.

¡Ánimo chavalos y chavalas, ánimo nicaragüenses deseosos de un cambio, ánimo a todos los que creen y luchan por una Nicaragua mejor!


Pedro Salvador Fonseca

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